Si hasta Bárbara tiene un blog, no voy a ser yo menos

Hola feonautas (jo,jo,jo),

Mis hermanas son rematadamente tooooontas. Por si fuera poco que una haya sido novia del usurpador de Alvarito durante años, ahora resulta que la loca de Sandra también se acostó con él. Esto Cayetana no lo sabe pero yo tengo la prueba irrefutable que lo demuestra porque le quité la agenda a la operada de Sandrita en la que lo explica todo. Jo, jo, jo.

Además, en esta agenda se esconden muchas cosas de grandísimo interés público por lo que ya le he dicho a Sandra que tiene dos opciones: o dejarme seguir metiendo baza en Bulevar 21, o someterse a un test psicológico para que la encierren. En el fondo, me tendría que estar agradecida porque le estoy haciendo un favor a su salud mental. Es que ésta lo mismo te hace de monja, que le da por hacer el papel de empresaria del año. En fin, loca de atar.

Bueno, pues se ha atrevido a desafiarme. Lo que ésta no sabe es que quién juega con fuego se quema, como les ha pasado al becario y a la delincuente de la hija de la chacha cuando han intentado robarme la agenda para proteger a Sandra. Y es que ésta está tan mal de la cabeza que ha tramado todo este vulgar plan con Sonsoles pero lógicamente, les ha salido el tiro por la culata porque les he pillado con las manos en la masa. Y es que con Diego de la Vega nadie se mete. Ésta me las va a pagar todas, empezando por la que me montó el día de su re-aparición en la sala de juntas cantando esa canción horrible que me tarareaban de pequeño. Me hizo sentir mal por un momento y todo. ¡¿Qué se ha pensado que es?!

Últimamente por Bulevar el único que mantiene la cordura soy yo porque ya me he encontrado dos veces en la última semana a la tal Elena haciendo el loco porque su marido le había puesto unos cuernos más grandes que los de un vitorino. A partir de ahora tendremos que llamarle "la reno" y regalarle una lima para que pueda entrar por las puertas. Jo, jo, jo. Pero yo ya le he dicho que con el mal gusto musical que tiene ese tal Ernesto, le ha hecho un gran favor dejándola. Qué sensible he estado, me he sorprendido a mí mismo.